
Repaso a la arquitectura de Tokio
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Es un hecho que Tokio sufrió grandes desperfectos durante la Segunda Guerra Mundial. Las tropas aliadas bombardearon la capital del país asiático dejando la ciudad parcialmente derruida. En un abrir y cerrar de ojos, gran parte de la arquitectura clásica del periodo Edo (1603-1868) se esfumó dejando a su paso un paisaje desolador. Al término del conflicto, la arquitectura de Tokio de épocas pasadas fue remplazada por construcciones que a día de hoy se han convertido en símbolos de la megalópolis.

Arquitectura de Tokio: construcciones modernas
Así pues, el paisaje urbano y la arquitectura de Tokio nos sorprende con obras de ingeniería moderna como la estación de Shinjuku, por la que transitan alrededor de tres millones de personas al día, o la Torre de Tokio, réplica exacta del monumento de París aunque 8,6 metros más alta.
Para aquellos que pensáis en visitar Japón por primera vez no os podéis perder el cruce de Shibuya, de los más concurridos del mundo o la isla artificial de Odaiba, construida ganando terreno al mar y zona de ocio por excelencia de la juventud tokiota. En este emplazamiento encontramos obras arquitectónicas de gran calibre como el famoso Rainbow Bridge, que conecta la isla con el barrio de Minato, o el edificio de los estudios de la Fuji TV, estructura avanzada a su tiempo.
En 2012 se inauguró la Tokyo Sky Tree, torre de radiodifusión con restaurantes, cines y hasta un mirador en su interior. Construida en Sumida, cerca del barrio e Asakusa, es considerada la estructura artificial más alta de Japón. Otro de los edificios emblemáticos de la arquitectura de Tokio es el Tochô (都庁 とちょう), sede del Gobierno Metropolitano de Tokio. Su observatorio panorámico a 202 metros de altura permite disfrutar del precioso skyline de la capital siendo posible divisar el Monte Fuji en días de cielo claro. Ah, importante, subir al mirador es gratuito.
Arquitectura de Tokio: reminiscencias del pasado
Todos estos ejemplos de arquitectura moderna contrastan con los vestigios de épocas pasadas. Por ejemplo, el caso del puente de Nihonbashi. Erigido en 1603 por el shôgun (将軍しょうぐん) Ieyasu Tokugawa se encuentra en pleno centro del distrito financiero de la ciudad. Una estructura sobre arcos de madera que marcaba el origen de las cinco principales vías que partían de Edo. De entre todas ellas destacaba la ruta de Tokaido o Carretera Oriental que unía la antigua capital con la ciudad de Kioto. Durante la época feudal japonesa el poder político, económico y legislativo estaba en manos del shôgun residente en Edo. En Kioto se encontraba la corte o mikado (帝 みかど) con el emperador japonés al frente.
Durante el periodo Edo, el extremo meridional del puente se convirtió en tablón de anuncios para la promulgación de edictos así como para la exhibición de las cabezas de los criminales más buscados. El puente de Nihonbashi era, también, puerta de entrada de las caravanas del sankin kôtai (参勤交代 さんきんこうたい). La plataforma original se derrumbó en 1806. Cedió cuando miles de ciudadanos huían despavoridos de uno de los muchos incendios que solían azotar la capital.
El puente actual fue construido con piedra y metales 1911. Una estructura sólida y elegante capaz de resistir los futuros incendios. En el extremo más septentrional de la edificación el viandante se encuentra con la hermosa estatua de Otoshime-sama, princesa de los mares e hija del rey Dragón. Efigie erigida en memoria de la lonja pesquera que hubo en el lugar. Al mismo tiempo, este emblema de la arquitectura de Tokio cuenta con un poste que señala el kilometro cero, punto de origen de las autopistas nacionales.
Si os gusta callejear, perderos entre los edificios y los elementos arquitectónicos de la ciudad estáis tardando en visitar Japón. ¿A qué esperáis?