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El autobús en Japón: anécdotas y curiosidades

Japón es un país de contrastes. De contrastes, de protocolos, costumbres y ritos. Muchos de ellos sorprenden a los extranjeros, otros nos han llegado a través de los medios y la cultura popular del país asiático. Lo seguro es que, la mayoría, no dejan indiferentes a aquellos que “pisan” suelo japonés por primera vez.

Si “surfeáis” por la web habréis visto que desde hace poco he colgado un contenido para todos aquellos que deseen viajar al país asiático por primera vez. Una guía sobre ¿Qué visitar en Japón como principiante? En ella hablo un poco de los transportes y medios de comunicación entre ellos el tren y los autobuses japoneses. En las siguientes líneas os contaré algunas anécdotas personales sobre el autobús en Japón.

La forma de subir al autobús en Japón

Al llegar a al país, concretamente a Kioto, una de las cosas que más me sorprendió fue la forma de subir a los autobuses en Japón. Viniendo de España y teniendo experiencia a la hora de moverme con este medio de transporte por otras capitales europeas, lo de Japón me pareció de lo más curioso, por no decir extraño. Os cuento.

Normalmente subimos al autobús por la puerta delantera y pagamos al conductor o introducimos el bono correspondiente en una máquina ¿no? Si por lo que fuera decidimos entrar por la puerta trasera lo más seguro es que este nos llame la atención. Al mismo tiempo, lo más normal es pagar una tarifa única independientemente de la distancia recorrida. Hasta aquí, de acuerdo, ¿Verdad?

Autobús en Japón paisaje de flores de cerezo

Típico autobús escolar o de zona rural

Pues bien. La forma de subir al autobús en Japón es totalmente distinta, ocasionando situaciones de lo más cómicas por parte de los extranjeros. Ya tienen suficiente con la barrera idiomática que encima tienen que “preocuparse” de la liturgia a la hora de subir a un autobús en Japón.

Se accede al transporte público por la puerta trasera y deberemos pagar, con la cantidad justa  a poder ser, una vez llegados al destino. Se introduce el dinero en una máquina que, posteriormente, contará las monedas indicando al conductor si el pago efectuado es el correcto según la distancia recorrida. Hay que fijarse dentro del mismo autobús para saber el precio de la estación en la que nos vamos a apear. Hacedlo un poco antes de bajar ya que si no, con las prisas, el japonés y los nervios terminaréis introduciendo mal las monedas. Hacedme caso, me ha pasado.

Hablemos de la máquina de las monedas. Esta dispone de varios orificios. En la parte superior el espacio para arrojar las monedas y validar de forma magnética el bono de transporte. En la parte frontal encontraremos una ranura donde introducir ese mismo bono, un o “agujero” para el cambio de monedas (si no llevamos justo) y otra ranura que tiene la misma función que la anterior pero, en este caso, para los billetes de 1.000 yenes.

Autobús en un paisaje de color verde

Los autobuses en Japón, como la mayoría de cosas en esta sociedad, tienen su propia liturgia

¿Aún hay más diferencias?

Sí, las diferencias no terminan a la hora de subir al autobús japonés y en las formas de pago. Hay más. Como decía anteriormente, durante el tiempo que estuve viviendo en Kioto me subí a muchos autobuses con distintas formas de pago. El precio del billete en Kioto, por ejemplo, en su momento era de 220 yenes (unos 2 euros). En cambio, cuando estuve viviendo en Miyazaki, el precio del billete variaba según la distancia recorrida, según el número de paradas.

En el caso de Miyazaki, el que conozco a parte de Kioto, al subir al autobús deberemos coger un “papelito” que nos indica el número de parada dentro del recorrido. Durante el trayecto hay que estar pendiente de un panel situado a la altura e la cabeza del conductor para conocer el precio del billete.

Otra cosa que puede sorprendernos del autobús en Japón es la figura del conductor. Siempre de uniforme y luciendo unos guantes blancos impolutos nos va indicando el nombre de las paradas a través de un micrófono y sistema de altavoces interno del propio vehículo. Suelen ser muy considerados así que también avisan cuando arrancan y frenan el vehículo y si debe realizar giros bruscos o hay algún bache en la carretera. El conductor no sólo se dedica a conducir, valga la redundancia, si no que está pendiente de la seguridad de los pasajeros. Como veis, el cumplimiento de las llamadas normas sociales por encima de todo.

Y vosotros, ¿Tenéis alguna anécdota con el autobús japonés?