
Los contrastes de Tokio: una urbe total
Otros -
Tokio, capital del país asiático, es considerado el segundo núcleo urbano más grande del mundo. En la ciudad viven alrededor de doce millones de personas pero sumando su área metropolitana la cifra se eleva a casi 40 millones. Actualmente, tan sólo la conurbación de Cantón, China, supera la “megaciudad” de Tokio con 48.500.000 habitantes.

Hablamos de una urbe reúne todo aquello que Japón puede ofrecer al visitante. Desde barrios en los que la tecnología rezuma en cada rincón, hasta remansos de paz y tranquilidad encontrados en templos y jardines. Hoy hablaremos de los contrastes de Tokio.
Experimentando los contrastes de Tokio
Pese a que mi estancia de estudios en Japón no fue en la capital, si tuve la oportunidad de callejear los barrios de Tokio en varias ocasiones. Una ciudad que me fascinó desde el primer momento y qué visité cantidad de veces cuando tenía días libres en la universidad de Kioto o de Miyazaki. Tuve suerte, todo hay que decirlo. En Tokio estudiaba uno de mis mejores amigos así que la estancia me salía gratis. Entre paseo y paseo empecé a descubrir los contrastes de Tokio, una ciudad que no deja indiferente a nadie y en la que todos podemos sentirnos “realizados”.
Modernidad y tradición conviven en plena harmonía para convertirse en el verdadero atractivo de la capital nipona
Paseando por Harajuku un domingo por la mañana
Los contrastes de Tokio se perciben en los detalles. Una ciudad abrumadora, donde por momentos no sabemos qué ver o qué hacer. Si buscáis esta dicotomía entre lo moderno y lo tradicional os emplazo a visitar Harajuku, barrio popular por excelencia. Acercarse un domingo a Takeshita Dori permite observar las “tendencias” en moda y complementos que marca la juventud más trendy de Tokio. En ninguna otra capital mundial se verían tan extravagantes y arriesgados “modelitos”, sobre todo los de ellas. Vestidos que lucen sin perturbarse al ser observadas por decenas de ojos extranjeros. Todo ello mientras hacen largas colas para probarse la nueva sombra de ojos o pintalabios de su marca favorita. Un espectáculo para el incrédulo.
50 metros y 300 años separan Takeshita Dori del santuario Togo-jinja. Recinto espiritual protagonista de uno de los más perceptibles contrastes de Tokio. Son sólo unos metros. Una frontera imperceptible que separa el bullicio del silencio más absoluto. El santuario está dedicado al almirante Heihachiro Togo, quien derrotó con su flota a la armada rusa en la contienda de 1904-1905. El recinto fue destruido por las tropas norteamericanas y reconstruido años más tarde junto al memorial de Togo.

Diversión para toda la familia en el Tokyo Dome City de la capital
Un poco de diversión nunca viene mal
A parte de las compras, el karaoke (カラオケ) y las salas de juegos recreativos los japoneses tienen otras aficiones. Una de ellas son los parque de atracciones. Son capaces de construir complejos de ocio de dimensiones «mastodónticas» justo al lado de la carretera o las vías del tren. Así, el transeúnte es capaz de oír los gritos de aquellos montados en la montaña rusa mientras pasea tranquilamente con su perro o su familia. Inverosímil, ¿No?
Esta sensación de incredulidad, de no creerme lo que estaba viendo, la tuve al visitar el parque de atracciones de al lado del estadio Tokyo Dome. Sede del equipo de béisbol de la capital, los Giants, y escenario de multitudinarios de conciertos de rock y pop japonés.
El Tokyo Dome City es un gigantesco complejo de entretenimiento situado en el céntrico distrito de Bunkyo. Mi principal objetivo con la visita a este parque de atracciones era pasar algo de miedo. No soy especialmente fan de las atracciones de vértigo así que me atrajo el anuncio de que albergaba una casa encantada. Tecnología de vanguardia con una puesta en escena que recordaba las típicas viviendas del periodo Edo (1603-1868). Es difícil describir con palabras la aterradora experiencia. Sólo deciros a los fans de películas como The Ring o La Maldición que aún no sabéis lo que es el terror.
Estos son algunos ejemplos de los contrastes de Tokio, la metrópolis total donde perderse es uno de los grandes alicientes del viaje a Japón.