
La mitología japonesa es conocida por su extenso amalgama de seres del inframundo. Criaturas de lo paranormal convertidas en protagonistas de todo tipo de historias del folclore nipón. Dentro de todo este batiburrillo de “personajes” que transitan entre la realidad y el mundo espectral destacan demonios, apariciones, objetos animados, animales sagrados, ogros y, claro está, fantasmas. En los siguientes párrafos hablamos de los fantasmas japoneses conocidos como yûrei (幽霊 ゆうれい) o yuurei.
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Los fantasmas japoneses están muy presentes dentro del imaginario del país asiático. De todos los tipos, tamaños y “poderes”, los yûrei forman parte de la cultura popular nipona con apariciones constantes en manga, anime, cuentos y artes escénicas como el teatro kabuki (歌舞伎 かぶき ) o el noh.
La tradición nipona presenta al fantasma como un ente femenino vestido con kimono funerario blanco y abrochado del revés. Los fantasmas japoneses no acostumbran a tener piernas ni pies y suelen vagar acompañados de fuegos fatuos o hi-no-tama en japonés de colores verde, azul o púrpura. La mayoría representados con cabellera larga y negra llevan en su frente un trozo triangular de papel o tela llamado hitaikakushi (額隠 ひたいかくし). Las santas escrituras sintoístas llamadas ofuda (御札 おふだ) pueden repeler a los yûrei tal y como se cuenta en multitud de leyendas.
Dentro de los muchos tipos de fantasmas, los goryô (御霊 ごりょう) son los más agresivos. Antes de “traspasar” acostumbran a maldecir a una persona o un lugar como venganza por el sufrimiento en vida. Y es más, la maldición no termina con la muerte. Este tipo de fantasma japonés puede aparecerse a los familiares del difunto si no se realizan los ritos funerarios correspondientes conocidos como tatari y tataru.
Muchos de los fantasmas que vagan por el archipiélago nipón cuentan con una serie de características comunes como por ejemplo:
La forma de morir o de regresar al mundo de los vivos nos sirve para clasificar a los distintos tipos de fantasmas japoneses.
A lo largo y ancho de la geografía japonesa existen multitud de lugares donde los yûrei vagan “como pedro por su casa”. El fantasma de Okiku “Pulula” por las habitaciones del castillo de Himeji mientras que Aokigahara, bosque cercano al Monte Fuji, se ha convertido en una “localización popular” para cometer suicidio. Las actrices que interpretan a Oiwa, un onryô de lo más vengativo, suelen visitar su tumba antes de la representación como muestra de respeto.
Ya veis que existen multitud de fantasmas dentro de la mitología japonesa. Aunque muchos comparten características sus razones para perturbar a los vivos son bien distintas. Y vosotros, ¿Conocéis a algún fantasma japonés?