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Tu fiel amigo Hachiko

París tiene la Torre Eiffel, Nueva York la Estatua de la Libertad, Berlín la Puerta de Brandenburgo y Tokio la estatua del perro Hachiko. La efigie de este akita de pedigrí está situada nada más salir de la estación de Shibuya y se ha erigido en un popular punto de reunión para la juventud de la capital. En la era de los móviles Hachiko se ha convertido en uno de los monumentos de la ciudad más queridos y fotografiados. Si estáis pensando en visitar Japón no dejéis pasar la oportunidad de haceros un selfie con él.

La emotiva historia de Hachiko

A día de hoy se hace difícil encontrar a algún japonés que no conozca la historia del perro Hachiko. Apareció en todos los medios de comunicación de la época y caló hondo en el corazón de los autóctonos.

El perro acompañaba cada día a su fiel amigo Hidesaburô Ueno a la estación de Shibuya, donde este cogía el tren para dirigirse a su trabajo de profesor en la Universidad Imperial de Tokio. Al final del día Hachiko regresaba a la estación para recibirlo y volver juntos a casa. Esta rutina pasó a formar parte de la vida de ambos incluso los viandantes, vecinos y comerciantes de la zona quedaron asombrados de la lealtad que el can profesada al señor Hidesaburô.

Este habito duró alrededor de un año hasta que el 21 de mayo de 1925 el profesor Ueno sufrió una hemorragia cerebral mientras daba clase. Desgraciadamente, los médicos no pudieron hacer nada para salvarle la vida. Como cada día, esa tarde Hachiko corrió a esperar la llegada del tren de su amo.

Al ver que no aparecía el profesor se quedó impertérrito sentado en el mismo lugar toda la noche sin regresar a casa. Durante los siguientes nueve años Hachiko se quedó a vivir frente a la estación esperando que algún día volvería a ver el rostro de su amado profesor.

Tumba del profesor Hidesaburô Ueno

Tumba del profesor Hidesaburô Ueno

La popularidad de Hachiko en todo Japón

En 1932 el rotativo Asahi Shinbun publicó la historia de Hachiko. La fama del canino como símbolo de lealtad se extendió por todo el archipiélago. Su  sentido de la fidelidad, dignas de un samurái ( さむらい) a su señor, quedó inmortalizado con una estatua de bronce levantada en 1934. En el acto de inauguración estuvo presente el propio Hachiko quien fallecía en 1935 a los trece años. Hasta el día de su muerte el perro tuvo la esperanza de reencontrarse con su compañero de vida.

Hachiko fue disecado con gran habilidad y guardado en el Museo de Ciencias Naturales del Distrito de Ueno en Tokio. Nueve años después, en el decurso de la Segunda Guerra Mundial, la estatua de bronce tuvo que fundirse para fabricar armas. Al término de la contienda, en 1947, volvió a erigirse la escultura del akita en la salida numero ocho de la estación de Shibuya.

Cada 8 de abril se celebra una ceremonia especial en memoria de Hachiko en la plaza frente a la estación de Shibuya

La popularidad de la historia de Hachiko está a la par con la de su estatua. Y es que en la actualidad encontrar a tu cita, acompañante o amigos alrededor de su figura es algo prácticamente imposible.