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La historia de Periodista en Japón

Dentro de poco el blog que estás leyendo cumplirá dos años. Tiempo en el que he podido dar rienda suelta a la pluma y escribir sobre los temas que más me interesaban de Japón. Si estás leyendo esto quiere decir que hemos superado ya los 200 artículos así que, seguramente, las dudas que tengas las podrás resolver aquí. El post de hoy no es al uso y es que creo va siendo hora que cuente un poco más sobre mi relación con el país asiático y la historia de Periodista en Japón.

¿Por qué Japón?

Quiero que conozcas quién está detrás del blog Periodista en Japón.

Soy del 86 y como muchos de mi generación, crecí con las aventuras de Son Goku y compañía. De esos tiempos recuerdo quedarme embobado frente a la tele disfrutando de la mística de Dragon Ball, los partidos interminables de Oliver y Benj y las aventuras de Koji Kabuto en Mazinger Z.

Las producciones de animación japonesa inundaban los canales autonómicos y empezó el boom por lo nipón. Japón aún era un país exótico, desconocido por la gran mayoría.

En España apenas existían restaurantes japoneses y lo único que sabíamos de los habitantes del país asiático era que eran unos lumbreras en temas tecnológicos así como construyendo coches.

Los videojuegos fueron mi segundo acercamiento con Japón. A los 8 años me regalaron una Super Nintendo (Super Famicon) y eso sí que fue mi perdición.

Pasaron los años y mi fascinación por Japón crecía. Seguía consumiendo cultura popular japonesa manga, anime, videojuegos… pero empezaba a picarme el gusanillo de la curiosidad. Quería aprender más del país, sus costumbres, su historia y, sobre todo, su idioma.

El manga de Akira toryama Dragon Ball, en concreto la serie de animación, fue la primera aproximación que tuve con Japón

La decisión

Llegó el momento de escoger estudios universitarios. Siempre se me dio bien escribir. Tampoco se me daba mal hablar en público así que fue sencillo escoger estudios en la universidad: Periodismo.

Terminé la carrera sin tener muy claro mi sitio en el mercado laboral. Demasiada demanda para muy poca oferta en los medios de comunicación.

Japón seguía muy presente en mi vida diaria así que aposté especializarme. Descubrí la licenciatura de Estudios de Asia Oriental con el itinerario de Japón así que no lo dudé.

Empecé a estudiar japonés en la facultad y, además, aprendí historia, economía, literatura, cultura… me empapé del país y me convertí en lo que algunos llamamos como “japonólogo”. Lo tenía claro. Mi futuro profesional estaría ligado al país de los samuráis y las geishas.

Se cumple un sueño

Después de un año estudiando japonés en la facultad llegó la hora.

En septiembre de 2009 puse rumbo a Tokio. Durante un mes seguiría la enseñanza del idioma en la ciudad más fascinante del mundo. Opinión personal, claro.

Vivir la megalópolis era un sueño hecho realidad. Conocí y me perdí por sus barrios más emblemáticos, entablé amistad con varios japoneses y me convencí de que mi futuro se encontraba en Japón.

A la hora de escoger academia me informé muchísimo. En España existen empresas encargadas de la gestión y el papeleo para estudiar en Japón. Os aconsejo confiar en ellas o ya os digo que os perderéis en la traducción, como decía la película.

El mes en Japón pasó volando y claro, regresé a España con ganas de más. Empecé a pensar en las opciones que tenía para volver.

La primera vez que pisé Japón supe que la relación duraría para toda la vida

Un año lejos de casa

Los Estudios de Asia Oriental llegaban a su fin. Me esforcé al máximo en todas las asignaturas para que mi expediente académico fuera de los mejores y así optar a una de las becas de estudio en una universidad japonesa.

Lo que oís, mi facultad tiene convenios con otras universidades del país asiático para fomentar el intercambio de alumnos. Superado el agobio del papeleo y la burocracia el regreso a Japón estaba cada vez más cerca.

Opté por solicitar una plaza en una universidad de Kioto.

Durante mis primeras semanas en el país asiático tuve la oportunidad de viajar en Shinkansen de Tokio a Kioto y conocer la antigua capital. Quedé prendado del sabor añejo que se respiraba en sus calles. Su historia contada a través de decenas de templos y santuarios me fascinó. Pensé que el contraste con Tokio, alejarme de su continuo estrés, era la mejor opción.

Y llegó el día en que recibí la carta de aceptación. Recuerdo que era una tarde del mes de mayo de 2010. Es difícil expresar con palabras las emociones que sentí en ese momento.

Así pues, regresaba a Japón para cursar un año de estudios de idioma y cultura en la Kioto University of Foreign Studies (KUFS para los amigos).

Cuestión de confianza

Por si no te has dado cuenta, soy una persona inquieta.

No había terminado mi año de estudios en Kioto que ya pensaba en el siguiente paso. Conocía toda la oferta de becas del consulado y embajada japonesa en España así que empecé a investigar.

Encontré una que me iba como anillo al dedo: Becas de Estudios Japoneses para no Graduados. La llamada Monbukagakusho o Monbusho.

Me preocupé para que después de mi año en Kioto aún me quedarán un par de créditos para terminar la licenciatura de Estudios de Asia oriental y empecé a preparar las pruebas.

La cosa iba de verdad. Había oído que cada año entregaban solamente una o dos becas a estudiantes de japonés. Una o dos para toda España. ¡Qué locura!

Para escoger a los candidatos, la Embajada de Japón en Madrid realizaba un examen de lengua y una entrevista en japonés.

Vivo en Barcelona así que tuve que desplazarme a Madrid a realizar las pruebas. Para mi sorpresa, solo éramos 4 los postulantes y todos de mi misma facultad.

Superé el examen y la entrevista y me adjudicaron una plaza en la Miyazaki University. Una ciudad, Miyazaki, al sur del archipiélago, cerca de Fukuoka en la isla de Kyûshû. Me sentí orgulloso de mi mismo. El logro más importante de mi vida, sin duda.

Obtener la beca Monbusho significó un antes y un después en mi vida

Principales símbolos de Japón

Otro año «fuera»

Hablamos de septiembre de 2102. Durante ese curso académico experimenté lo que los japoneses llaman el inaka, el Japón rural.

Hasta el momento había conocido el bullicio de Tokio y el ambiente tranquilo y espiritual de Kioto.

Me quedaba vivir en una ciudad poco turística. Miyazaki tiene fama a nivel interno por sus playas. En ellas, año tras año se reúnen los surfistas más importantes del país.

Las cosas en la universidad fueron totalmente distintas a mi estancia en Kioto. Era el único europeo, el primer español en estudiar japonés allí.

Lo mejor de todo es que en esta ocasión la plaza en la universidad venía acompañada de una aportación económica sustanciosa.

Solo para que os hagáis una idea: estuve un año viviendo en Japón pagando alquiler, mis salidas y viajes. ¡Not bad!

Las oportunidades llegan

Si una cosa tenía clara al regresar a España era que quería dedicarme a algo relacionado con Japón. ¿El qué? Ya se vería.

Me informé de las empresas japonesas con sede en Barcelona y empecé a mandarles cartas certificadas (japanese style) contándoles mi historia.

Después de muchas negativas recibí respuesta de la multinacional CASIO. Sí, la de los relojes y las calculadoras.

Timing perfecto. Buscaban a una persona para liderar la estrategia de ventas del diccionario electrónico.

Qué suerte la mía pensé. He sido hard user del diccionario electrónico español-japonés, japonés-español de CASIO desde hace años. Lo conozco a la perfección.

Me entrevisté con el director general, un japonés de mediana edad. La conversación en su idioma, todo bien.

Sin apenas tiempo para pensarlo, me embarqué en la primera gran aventura profesional de mi vida: responsable del diccionario electrónico español-inglés para el mercado nacional.

Competir contra aplicaciones y smartphones fue difícil. La experiencia en CASIO terminaba dos años más tarde, en junio de 2015. Para los que queráis saber más sobre ¿Cómo es trabajar para una empresa japonesa? Os dejo este artículo sobre mis días en CASIO España.

La experiencia en CASIO sirvió para enderezar mi futuro profesional

Una nueva etapa

Después de terminar la experiencia de CASIO dudé. ¿Hacia dónde voy ahora? ¿Me busco la vida en los precarios medios de comunicación españoles? ¿Pruebo suerte en ventas?… La indecisión me consumía.

En la multinacional japonesa empecé a relacionarme con el marketing digital. “Eso del internet” que le decía a mi abuela. Era un sector en auge y con mi perfil pensé que podría encajar.

Me formé durante un año y pronto comencé mi andadura en el mundo digital.

Con un amigo montamos un vídeo currículum donde aparecía hablando un poco de japonés repasando mi trayectoria vital y profesional. Éxito seguro.

Solo por la curiosidad, por ser algo diferente, muchas empresas quisieron conocerme.

A día de hoy he pasado por distintas agencias de comunicación y marketing digital y el plus de haber vivido en Japón siempre me ha ayudado.

A finales de 2017 con algo de conocimientos técnicos puse en marcha Periodista en Japón tal y como lo lees ahora.

Un espacio por y para los amantes del país asiático donde cuento todo aquello que he vivido y he experimentado.

El blog ha crecido.Ya te digo si ha crecido, en menos de dos años he publicado más de 200 artículos así como creado el diccionario japonés. Impensable cuando empecé.  Cada vez sois más los lectores y cada vez recibo más consultas. Solo puedo deciros que muchas gracias a todos por la confianza.

En la actualidad ayudo a lectores como tú a organizar su viaje ideal a Japón además de colaborar en la difusión de la cultura del país junto a empresas e instituciones de habla hispana.

Así pues, si estás pensando en visitar, estudiar o trabajar en Japón ya tardas en escribirme.

Saludos,

Periodista en Japón