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Inmigración japonesa en el Perú

Hemisferios opuestos, dos continentes distintos, a miles de kilómetros de distancia y separados por el océano más grande del planeta. Así empieza esta historia, una en común entre Perú y Japón, la cual se remonta a las postrimerías del S. XIX cuando ambos países establecieron sus primeros contactos de manera directa aunque sus relaciones podían rastrearse hasta varios siglos antes. Hablamos de la inmigración japonesa en el Perú.

Inmigración japonesa en el Perú:  primeras relaciones

De hecho, Perú fue el primer país hispanoamericano en establecer relaciones diplomáticas con el Japón de manera formal. Por ello no debe causar asombro el hecho que la segunda mayor población o colonia japonesa en América Latina se encuentre precisamente en este hermoso país.

Primero repasemos un poco la historia y transportémonos al siglo XIX para ver cómo es que se inició todo. El 21 de agosto de 1873 se firma el “Tratado de Paz, Amistad, Comercio y Navegación” entre ambas naciones. Cinco años atrás, en 1868, había iniciado la Era Meiji con la cual la sociedad japonesa ingresó en una etapa de occidentalización y de expansión. Sin embargo, pese al optimismo que esto significó, la pobreza, la elevada tasa de desempleo y la alta densidad de la población empujaron a muchos a emigrar al extranjero en busca de una mejor vida.

Calles de Tokio

Los japoneses llegan a Perú a finales del siglo XIX

Trabajadores japoneses en Perú

Por aquel entonces, el Perú era un país económicamente agrícola donde el desarrollo de la costa alcanzaba niveles extraordinarios en sus principales cultivos como el algodón y la caña de azúcar. No obstante, un gran problema fue la escasez de mano de obra lo cual llevó al gobierno peruano a propiciar una masiva migración de japoneses al Perú. La idea de quienes migraban era la de viajar, trabajar y juntar dinero para retornar a su patria.

Al entrar la última década del S. XIX los grandes ingenios azucareros de la costa peruana comenzaron a mostrar interés por la mano de obra japonesa, que gozaba de excelente reputación por su calidad. Es así que se acuerda el envío de un contingente de 790 japoneses al Perú a finales de siglo después de intentos previos que no llegaron a concretarse. Fue un 28 de febrero de 1899 cuando el ‘Sakura-Maru’ partió del puerto de Yokohama y luego de 34 días de viaje y 15,727.2 km, un 4 de abril, llegó al Perú.

Migración del campo a la ciudad

Esto marcó el comienzo de la inmigración japonesa en el Perú. Con el transcurso del tiempo, muchos de los primeros migrantes abandonaron las haciendas y se asentaron en las ciudades donde formaron pequeño negocios. Aquellos que no pudieron acostumbrarse a la vida en el campo probaron mejor suerte en las ciudades. Con el correr del tiempo esta tendencia se acentuó a tal punto que más del 80% de inmigrantes japoneses se había establecido en zonas urbanas lo que les permitió participar más activamente en diversos sectores de la vida peruana.

Un nuevo hogar para los inmigrantes japoneses en el Perú

Con el tiempo, el Perú se convirtió en su nuevo hogar, allí donde pasaron sufrimientos se volvió también el lugar donde tuvieron oportunidades, formaron familias, hicieron amigos y donde se habían acostumbrado a vivir. La mayoría de los inmigrantes llegaron de las prefecturas de Okinawa, Gifu, Hiroshima, Kanagawa y Osaka. Es más, un censo realizado hace algunos años arrojó que el 46.5% de familias de origen japonés provenían de la prefectura de Okinawa, seguida muy de lejos de aquellas provenientes de la prefectura de Kumamoto. En la actualidad, se calcula que existen alrededor de 160 mil descendientes de japoneses incluyendo a aquellos que radican en Japón.

Inmigración japonesa en el Perú, Kanagawa.

Kanagawa fue una de las prefecturas niponas de las cuales inmigraron japoneses

Quienes vinieron a iniciar una humilde, laboriosa y nueva vida trajeron consigo sus tradiciones ancestrales y su poder histórico como el Imperio del Sol naciente. Muchos de ellos no conocían nada de la historia profunda del país que los cobijaría, también otro Imperio del Sol.

Esta comunidad ha hecho un impacto cultural significativo en el país, siendo en tamaño la segunda mayor de asiáticos luego de la colonia china. Con el tiempo se convirtieron en uno de los grupos de migrantes más pujantes que llegaron al Perú, un país enriquecido por todas las sangres, un pueblo mestizo, un pueblo hecho de muchos pueblos.

Un texto escrito por mi buen amigo Juan Antony Vildoso