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Oda Nobunaga y la unificación de Japón

El feudalismo japonés (siglos XII-XVIII) no se entiende sin hacer referencia a la figura de los tres grandes unificadores del país asiático. Por orden cronológico, Oda Nobunaga (1534-1582), Toyotomi Hideyoshi (1537-1598) y Ieyasu Tokugawa (1543-1616). Guerreros samurái los tres consiguieron unificar el país y proclamarse shôgun (将軍 しょうぐん) o comandantes del ejército japonés. Este artículo lo dedico al primero de ellos, al personaje de Oda Nobunaga.

Los orígenes de Oda Nobunaga

Lo historiografía no ha dejado demasiados datos sobre el origen de los Nobunaga. Hasta la ascensión de Oda Nobunaga no fue una estirpe demasiado importante. Algunos de sus miembros afirmaban pertenecer al poderoso clan Fujiwara, pero esto no es noticia ya que la mayoría de familias samurái decían lo mismo jugando a la ruleta con un pequeño grupo de apellidos ilustres. 

A principios del siglo XV, se mudaron a la prefectura de Owari desde la provincia de Echizen. Supieron esperar su momento y aprovecharon los conflictos internos del clan Shiba, a quien servían pleitesía, para ascender y tomar el control del territorio. De entre todas las ramas de la familia Nobunaga, los Oda no entraban en ninguna quiniela para convertirse en actores principales de la política japonesa de la época.

Retrato de Od Nobunga
Foto de allabout-japan.com. Retrato de Oda Nobunaga

El ascenso de un pragmático

Al morir su padre en 1552, el joven Oda se convirtió en el líder de su familia. No lo tuvo fácil ya que la mayoría de miembros de su clan no estaban por la labor considerándolo un loco y un trastornado. Fueron muchas las ocasiones en las que se comportó de manera inapropiada, como en el funeral de su padre, lo que le valió el apode de “el idiota” incluso entre sus vasallos. Para Oda Nobunaga el protocolo, las buenas maneras, no significaban nada y que no importaban las formas si estas conducían al éxito.

Ambicioso, belicoso, severo, vengativo y, sobre todo, pragmático. Así es como lo describieron algunos jesuitas que pudieron tratar con él. El pragmatismo es una de las claves para entender la rápida ascensión de Nobunaga como líder de su clan, su afán por incorporar las armas de fuego al ejército o la guerra abierta que mantuvo con distintas sectas budistas.

Un visionario en el campo de batalla

Construyó, reparó y ensanchó multitud de carreteras dentro de sus dominios. Levantó puentes y fabricó grandes embarcaciones para trasladar a sus ejércitos al campo de batalla cruzando el grandioso lago Biwa. Su apuesta por las infraestructuras le permitió obtener una clara ventaja sobre sus rivales territoriales. Y es que con ello sus tropas se movían mucho más rápido a las de cualquier otro daimyô (大名 だいみょう). 

Owari, el feudo de Oda Nobunaga, estaba en el centro del país. Una situación excelente para la estratagema de batalla ya que se encontraba a la vez cerca y lejos de la capital. Me explico, la distancia era óptima para el abastecimiento y, al mismo tiempo, impidió que se vieran afectados por los conflictos derivados de la guerra de Ônin que asoló Kioto entre 1467 y 1477. La suerte también influiría en su devenir político.

Una vida para el combate

Oda Nobunaga no conoció la paz. Desde su proclamación como líder del clan Oda, el caudillo vivió inmerso en la guerra. Las peleas contra otras ramas de su clan ocuparon sus primeros años de regencia. En el año 1555 acabó con los principales disidentes, los miembros de la familia Oda Yamao no Kami, conquistando el castillo de Kiyosu. Convirtió esta fortaleza en su base y años más tarde, en 1559, puso fin a los últimos focos de resistencia tras el asedio del castillo de Iwakura. Oda Nobunaga se había convertido en el líder indiscutible de su clan y amo y señor de la provincia de Owari.

El nuevo estatus de Oda Nobunaga

La victoria de Oda Nobunaga en la batalla de Okahezama (mayo de 1560), una de las contiendas bélicas más famosas de la historia japonesa, le encumbró como uno de los daimyô más respetados del país allanando el camino hacia la unificación del país.

En 1565, durante las disputas por suceder al shôgun Ashikaga Yoshiteru, Oda Nobunaga y los suyos accedieron a interceder a favor de uno de los postulantes, Ahikaga Yoshiaki. Oda Nobunaga vio la contienda como una gran oportunidad para acercarse a Kioto justificando que se lo había reclamado el futuro shôgun

Después de pactar con varios daimyô de la zona y acabando con aquellos que se oponían, Oda Nobunaga y su ejército entró finalmente en Kioto en el año 1568. Sesenta mil soldados le ayudaron a tomar el control de la ciudad. Se estableció un gobierno dual donde Oda Nobunaga era quien tomaba las decisiones mientras que shôgun Yoshiaki ocupaba un cargo simbólico con influencia política en asuntos menores. Para lo único que Nobunaga necesitaba al shôgun era para ratificar las leyes.

Estatua dorada de Oda Nobunaga
Foto de gaijinpot.com. Estatua dorada de Oda Nobunaga

Malas relaciones en el poder

La relación entre Oda Nobunaga y Ashikaga Yoshiaki nunca fue buena. Se fue deteriorando con el paso de los años hasta que en 1572 el shôgun tramó un complot para librarse de una vez por todas de Nobunaga. Se alió con los más influyentes líderes samurái de la época como los Môri, los Uesugi o los Takeda. Las rencillas entre los tres clanes estaban al orden del día y el objetivo de acabar con Nobunaga parecía esfumarse por culpa del egocentrismo de los cabecillas samurái. Además, la suerte sonrió a Oda Nobunaga cuando en una batalla durante el periplo hacia la capital, un disparo de arcabuz acabó con la vida de Takeda Shingen.  

El complot fracasó y en 1573 Oda Nobunaga expulsó de la capital y de su cargo a Yoshiaki. Un acto de poderío en el que demostró no necesitar la legitimación de nadie para gobernar.

Oda Nobunaga gobierna en solitario 

Acabar con la amenaza que suponían los monasterios budistas, afianzar su dominio en el centro del país y sofocar los alzamientos del progenitor del clan Takeda ocuparon los primeros años del gobierno en solitario de Oda Nobunaga. Por su lado, Uesugi Kenshin, líder del clan Uesugi empezó a avanzar hacia Kioto con la intención de derrocar al shôgun Nobunaga.

Pese a vencer a los ejércitos de Nobunaga en alguno de sus feudos camino a la capital, una enfermedad terminó de forma repentina con la vida de Uesugi Kenshin. La suerte volvía a aliarse con Oda Nobunaga. Con la ausencia de su líder no le costó terminar con el disidente clan Uesugi.

La zona central del país quedaba a merced del gobierno de Oda Nobunaga siendo los Hôjô los únicos que podían significar una amenaza. Mientras que lo Tokugawa pudieran mantener a ralla al clan Hôjô, Nobunaga y los suyos podían centrarse en la zona oeste de Japón dominada por los Môri y sus seguidores. Toyotomi Hideyoshi (1537-1598), el mejor general de Nobunaga fue el escogido para liderar tal hazaña.    

Se terminó la buena suerte 

En 1582 terminó la buena suerte que había acompañado a Oda Nobunaga. De camino a supervisar la campaña contra los Môri tomó la decisión de quedarse unos días en Kioto y enviar al general Akechi Mitsuhide (1528-1582) al encuentro de Hideyoshi. Su intención era la de esperar a Ieyasu Tokugawa (1543-1616) a quien había invitado a la capital para que le acompañara en la contienda.

También en esta ocasión, como de costumbre, decidió alojarse en el templo Honnô-ji. A diferencia de otras ocasiones le custodiaban tan solo un centenar, error de cálculos que terminaría por costarle caro. Una vez la noticia llegó a oídos de Akechi, este no lo dudó y ordenó a sus 13.000 hombres dirigirse a la capital. Al alba del 20 de junio de 1582 Akeshi Mitsuhide y los suyos atacaron el templo de Honnô-ji donde se alojaba e séquito de Oda Nobunaga. Se había consumado la traición. 

Pintura sobre la emboscada a Oda Nobunaga en el templo Honnô-ji de Kioto
Foto de akimonogatari.es. Emboscada a Oda Nobunaga en el templo Honnô-ji

Se consuma una doble venganza

Superados en número y al ver imposible la victoria, los hombres de Oda Nobunaga decidieron prenderle fuego al templo antes que morir en manos de los traidores. El shôgun terminó con su vida mediante el suicidio ritual seppuku (切腹 せっぷく) al igual que haría poco después su hijo, Oda Nobutada, en el interior del castillo de Nijô, también en la capital, Kioto. 

Los motivos de la traición no están muy claros aunque son muchos los historiadores que opinan fue una venganza personal. Por lo visto, Akechi culpaba a Oda Nobunaga de la muerte de su madre años atrás.

Terminaba así la vida del primero de los tres grandes unificadores del país asiático del que se dice, fue el inventor de la katana (刀 かたな) o “el alma del samurái” . Y, ¿Qué pasó con Akeshi Mitsuhide? El destino es caprichoso. Dos semanas después de su proclamación como nuevo shôgun, Toyotomi Hideyoshi vengó a su antiguo señor acabando con la vida a Akeshi.