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¿Por qué los japoneses son diferentes?

Hace tiempo que tenía ganas de escribir un artículo de estas características. Desenfadado, lleno de curiosidades y que sirviera para acercar un poco más la realidad del país asiático. Viajar a Japón significa deshacerse de prejuicios y mostrar predisposición a “absorber” todo aquello que una cultura tan fascinante puede ofrecer al visitante.

Existen multitud de detalles que demuestran por qué los japoneses son diferentes a los demás “pueblos”. Curiosidades que sorprenderán a propios y extraños y que paso a relatar a continuación.

Respondiendo a la pregunta por qué los japoneses son diferentes

No existe una respuesta única y concreta para identificar el por qué los japoneses son diferentes. Se trata de costumbres, comportamientos y, en definitiva, formas de afrontar la vida que los convierte en una sociedad única. Para lo bueno y para lo malo, está claro. Seguramente muchos de vosotros no convergiréis en la forma de actuar del pueblo japonés pero en muchos aspectos nos llevan décadas de ventaja.

1. No existe el concepto de propina

Cuando me preguntan por qué los japoneses son diferentes siempre suelo poner como ejemplo el tema de la propina. Tal y como comentaba en este artículo, en Japón está mal visto que dejemos propina a cambio de un buen servicio prestado. Es decir, ahorraros el dejar 100 o 200¥ para el camarero que tan amablemente os ha servido, os perseguirá hasta la puerta para devolveros las monedas. Para ellos proporcionar un servicio óptimo al cliente no debe recompensarse. Es el trabajo que se espera lleven a cabo todos los empleados.

2. No hay coches aparcados en las calles

En Japón está prohibido aparcar el coche en espacios públicos. Así de taxativas son las autoridades niponas. Desplazarse por Japón en transporte público es una delicia así que el coche se convierte en un producto exclusivo para ricos. Si no dispones de aparcamiento privado, o te gastas una pasta en un “parking” público o vete olvidando del coche. Las multas pueden ascender hasta los 18.000¥ (unos 160€ al cambio).

3. Deja tranquilamente la bici en la calle: nadie te la robará

Japón es uno de los países más seguros del mundo. El índice de atracos y hurtos callejeros es irrisorio. En vez de perseguir a los cacos, la policía japonesa se dedica a trabajos digamos que menos peligrosos. La confianza es tal que incluso en la capital, Tokio, se dejan las bicicletas al lado de edificios y aceras sin candados y con un simple bloqueador de rueda. Lo cierto es que las bicicletas deben estacionarse en aparcamientos señalizados pero a la mañana siguiente se encuentran en perfecto estado.

4. No hay ni papeleras ni basura por la calle

Sorprendente y difícil de creer. Por experiencia os diré que desechar cualquier papel o envoltorio en una papelera es misión casi imposible en Japón. Se educa a los niños desde pequeños a llevar la basura generada hasta casa donde se recicla y se tira el día que toca. Motivo por el cual apenas encontraréis papeleras por las calles del país asiático. Si ves un papel o colilla en el suelo no me extrañaría que fuera de un extranjero. ¿Vais entendiendo por qué los japoneses son diferentes?

Interior de un tren bala Shinkansen en Japón

5. Shhh… en el tren es de mala educación hablar por el móvil

En los medios de transporte japoneses es de mala educación responder una llamada desde el teléfono móvil. Inclusive, en los trayectos en Shinkansen o tren bala esta prohibido hablar a través del celular para no molestar al resto de pasajeros. Intentadlo y os sentiréis incomodados por las miradas de decenas de japoneses. Lo curioso es que todos los autóctonos cumplen a rajatabla esta norma pudiéndose oír hasta el silencio en un viaje en tren. Igualito al cercanías o al AVE en España.

6. Prohibido fumar en la calle, pero permitido en algunos restaurantes

En las calles japonesas solo se puede fumar en zonas señalizadas para dicha actividad. Espacios muy reducidos y con ceniceros donde se amontona la gente que apura la última calada. La prohibición existe para impedir que los fumadores molesten a los demás transeúntes o puedan llegar a quemarlos. Por contra, hay algunos restaurantes donde la propiedad sí que permite fumar.

Salaryman japonés esperando el tren

7. Acostumbrados a hacer cola

La expresión “hacer cola” viene de serie en la rutina diaria de todo japonés. De antemano saben que les va a tocar esperar para casi todo así que se lo toman con paciencia esperando de forma ordenada y silenciosa. Eso de pelearse por que el de detrás se ha colado no lo veréis en Japón. Amantes del consumismo exacerbado, los habitantes del país asiático no dudarán en hacer colas kilométricas esperando la apertura de un nuevo local de su marca de ropa favorita.

8. En busca de la calle perdida

En Japón las calles no tienen nombre. Aunque a nosotros nos parezca sencillo ubicarnos por el título de una placa, los japoneses no opinan lo mismo. Se sitúan por cuadras o “manzanas” tomando como referencia edificios emblemático de la zona que todo el mundo conoce. Si os perdéis preguntad a cualquier japonés. Con un inglés paupérrimo intentarán explicaros donde os encontráis y cómo seguir para llegar a vuestro destino. Alguno incluso os acompañará con el pretexto de practicar un poco de inglés (sí, para ellos cualquier extranjero habla el idioma de Shakespeare). Si no, siempre os quedará Google Maps.

9 Reciclar como sinónimo de buena conducta

Otro ejemplo del por qué los japoneses son diferentes lo encontramos en la gestión de los residuos, el reciclaje. Los días en los que se saca cada tipo de basura para el reciclaje son sagrados y es de lo primero que te indican al entrar a vivir en un piso o en una residencia de estudiantes. La compuestos orgánicos deben sacarse todos los días pero por ejemplo, papel, plástico o envases y vidrio se reciclan una vez a la semana y en un día concreto para cada residuo. Pobre de vosotros de saltaros estas normas de conducta, os lo recriminarán de forma vehemente. Lo digo por experiencia.

10. ¿Amabilidad o “falsedad”?

He vivido más de dos años con ellos y sigo sin poder afirmar si se trata de amabilidad o falsedad inconsciente. Los japoneses evitan a toda costra generar conflictos o momentos de incomodidad en las relaciones sociales. Todo son buenas caras, saludos, reverencias y disculpas si al pasar por tu lado llegan a rozarte. En cualquier comercio serás tratado como un rey y agasajado hasta la saciedad. Personalmente hay momentos en los que me he sentido violentado de tanta “amabilidad”.

Seguro que la realidad del día a día aporta más argumentos para responder al por qué los japoneses son diferentes. Si conocéis alguna situación o costumbre más no dudéis en compartirla en los comentarios.