
Aizen
En estas lineas hablaremos del dios Aizen, o Aizen Myô-ô (愛染明王). Conocido también como Râgarâja, se trata de una deidad procedente de la rama del budismo Mahayama y de las tradiciones vajrayana. En el país asiático Aizen es especialmente venerado por las ramas budistas Tenday y Shingon y en China por las escuelas Tángmì y Mìzông.
Se considera que Aizen es la personificación de la lujuria y el amor en el despertar espiritual. Proviene, originariamente de la deidad hindú, Râgarâja adaptada, como comentábamos anteriormente, al budismo Mahayana. Durante la dinastía china Tang, el nombre en sánscrito del dios Aizen fue traducido como «Rey de la sabiduría teñido de lujuria» o Àirǎn Míngwáng. En japonés, se usaron los mismos ideogramas (kanji) pero pronunciados como Aizen Myô-ô.
El mantra del dios Aizen es el siguiente. 「おん まかあらぎゃ ばさら うしゅにしゃ ばさらさたば じゃうんばんこ] La lectura y pronunciación al alfabeto latino es: «on makaaragya basara ushunisha basarasataba jaunbanko».
Aizen es considerado un vidyaraja, uno de los Ocho Reyes de la sabiduría. Existen cuatro mandalas distintos que se asocian a esta deidad budista: el primero de ellos se asocia a 37 asistentes o deva, el segundo de con 17 y los otros dos se consideran casos especiales ya que uno está hecho por Chisho Daishi, considerado el cuarto patriarca de la secta Tendai, y el último es un Shiki mandala que representa las distintas deidades usando las sílabas de su mantra correspondiente.
Si nos fijamos en su representación, Aizen se muestra como un personaje masculino de piel rojo oscuro y con terrorífica apariencia. Con el pelo largo llameante simboliza la lujuria y la pasión. Comúnmente es representado junto a una cabeza de león sobre él, símbolo de la supresión. Al mismo tiempo, suele mostrarse con un tercer ojo colocado en el centro, entre los suyos. Al igual que muchos otros bodhisattva Aizen aparece con multitud de brazos, seis en su caso. En ellos sostiene una campana, un vajra, una flor de loto sin abrir, un arco, flechas y un mano cerrado que alberga algo oculto. Sólo los practicantes del esoterismo más avanzados conocen que alberga en su puño cerrado.