Susanô

Susanô (須佐之男) es considerado dentro de la religión sintoísta el dios del mar, el rayo, la tierra, las tormentas y las batallas. Hermano de la megami Amaterasu. En ocasiones calificado como brutal y despiadado, en otras valiente y considerado, Susanô es protagonista de incontables leyendas y mitos recogidos en las crónicas más antiguos de Japón: el Kojiki y el NihonshokiAmbos cuentan sus andanzas por las planicies de Izumo (actual Japón y tierra de dioses) y la leyenda del encuentro con Yamato-no-orochi, la despiadada serpiente.

Al igual que su hermana, los documentos anteriormente citados describen a Susanô como antecesor del linaje imperial japonés. Cuentan que Susanô nació de la nariz de su padre Izanagi mientras este se daba un baño purificador al regreso del inframundo. Izanagi había ido al encuentro sin éxito de su esposa, Izanami, presa de la tierra de los muertos.

Agresivo y frío desde su infancia pero con un gran potencial. Cuando Izanagi decidió repartir su reino con sus tres hijos (Amaterasu, Tsukuyomi y Susanô), Amaterasu fue obsequiada con el sol y el cielo, Tsukuyomi recibió la luna y la noche, y Susanô se quedó con la tierra, el mar y el rayo. Aún así, el hermano rebelde no quedó satisfecho con la repartición y no dudo a enfrentarse con su hermana mientras Izanagi se encontraba en el llamado descanso divino. Un choque que el consejo de los ochocientos dioses no pasó por alto expulsando a Susanô del cielo.

Las batallas y aventuras de Susanô por Izumo en pro de sus habitantes le otorgaron fama de valiente y en la actualidad existen muchos templos sintoístas dedicados a su figura.