Periodo Edo

Características del periodo Edo japonés

En Japón la época feudal se conoce como el periodo Edo o Edo Jidai (江戸時代 えどじだい).  Durante más de 250 años, de 1603 a 1868, el país asiático estuvo gobernado por los ejércitos de los grandes señores feudales o daimyô (大名 だいみょう) a la cabeza de los cuales se situaba el shôgun (将軍 しょうぐん) o jefe militar supremo.

El periodo Edo significó un aislamiento de Japón en todos los sentidos. Por un lado, se cerraron las fronteras del archipiélago «prohibiendo» la entrada de extranjeros e injerencias foráneas que pudieran desestabilizar el status quo del Japón feudal. El país quedó apartado de las rutas económicas de la época y solamente un selecto grupo de holandeses, alemanes, franceses, ingleses o amricanos tuvieron la oportunidad de comerciar y aportar sus conocimientos en medicina, ciencia y construcción. Estos se afincaron en ciudades meridionales del país como Nagasaki o Dejima y siempre con la connivencia de los daimyô de la época, quiénes les permitían realizar sus encuentros comerciales siempre que esto no supusiera interfiriera en sus planes.

Anteriormente al cierre de las fronteras fueron muchos los jesuitas españoles y portugueses los que realizaron viajes de peregrinación a Japón para dar a conocer «las bondades» del Cristianismo. Al principio, estas nuevas enseñanzas «cayeron en gracia» en el seno de los señores feudales pero con el tiempo las cosas se torcieron empezando una cruzada contra todos aquellos que predicaran la palabra de Dios. Esta fue otra de las causas que llevaron a Japón a cerrar sus fronteras.

Durante la época Edo, pese a que seguía existiendo la figura del emperador, de facto, su poder real era inexistente. Desde tiempos inmemoriales el emperador japonés se consideraba descendiente de los dioses fundadores kami (神 かみ) presentes en todos y cada uno de los elementos de la naturaleza.  Creencias provenientes de la religión autóctona del país de nombre Sintoísmo. Aún así, era el shôgun de turno quien hacía y deshacía a su antojo mirando de perpetuar su poder hegemónico tanto a nivel político como económico y militar.

Es por ello, que para «mantener a ralla» a los señores feudales de los distintos territorios, que durante el periodo Edo se instauró el llamado sankin kôtai (参勤交代 さんきんこうたい). Una institución que tenía como objetivo someter a vasallaje a los daimyô obligándoles a pasar uno de cada dos años en los aposentos del shôgun en la capital, Edo (actual Tokio).