
Auge y declive del samurái japonés
Historia -
Si habéis llegado a este artículo es por que estáis interesados en conocer más sobre el samurái japonés. Casta guerrera cuyo origen se remonta al Japón feudal del siglo X y que alcanzó su cenit un par de siglos después. La Revolución Meiji (1866-1870) puso punto y final a esta clase social aboliendo sus derechos aunque la estirpe perdura en la actualidad. Descendientes de samurái (侍 さむらい) ocupan posiciones de poder dentro del sector financiero, incluso político del país asiático.

Su forma de entender la vida, su ética, los valores del samurái japonés quedaron condensados en el llamado bushidô (武士道 ぶしどう). En la actualidad, este decálogo del código de honor del samurái sigue vigente sirviendo de guía vital y espiritual a muchas personas. Incluso empresas de todo el mundo basan su credo y razón social corporativa en el bushidô.
No te despegues de la pantalla y sigue leyendo para conocer todo aquello que envuelve la figura del samurái.
Índice de contenidos
Los inicios de una clase guerrera
Parece ser que la primera vez que se escuchó la palabra “samurái” data del siglo VIII. Etimológicamente hablando, samurái significa “aquel que sirve”, refiriéndose a aquellos mozos y lacayos que se encargaban de atender a las personas mayores. Con el paso de los siglos, los samurái se convirtieron en una clase social con el poder político y militar suficiente como para hacer sombra a la figura del mismísimo emperador.
Fue a partir del siglo X cuando el concepto de “samurái” adquirió el significado militar que ha llegado hasta nuestros días. Estos guerreros de élite vivían para servir a su señor, principalmente un terrateniente o señor feudal, daimyô (大名 だいみょう) en japonés.
Las guerras sino coreanas de principios de siglo VIII provocaron cambios en la sociedad japonesa de la época. El emperador y sus descendientes ordenaron que toda la población debía curtirse en las artes marciales para ayudar en las futuras batallas.
El principal sustento de la población de la época provenía de la agricultura así que a todos los campesinos se les proveyó de arco, carcaj con flechas y una espada. Una decisión un tanto controvertida ya que la mayoría de estos agricultores no poseía la formación militar suficiente. Para revertir la situación, en el año 792 el sistema de reclutamiento cambió. A partir de ese momento serían los propios terratenientes locales y sus soldados quienes pasarían a formar parte de la fuerza militar del país.

De plebeyos a distinguidos guerreros
Así pues, el samurái dejaba de ser considerado como plebeyo para formar parte del mismo linaje que su señor. Pasaban de no tener para comer a disponer de dos mozos de cuadra a su servicio. Con entrenamiento y gracias al fervor de la batalla, los samurái se convirtieron en expertos jinetes-arqueros, características por las cuales se les conoce hoy en día.
Además de hábil en el combate a distancia, el samurái japonés podía manejar con pericia espadas de hoja curva y encargarse de la seguridad de los pueblos y ciudades bajo la jurisdicción de su amo y señor. Se les encargaba el cometido de sofocar posibles revueltas contando con el beneplácito del emperador de Japón.
Crecimiento del poder del samurái japonés
El siglo X fue complicado en Japón. Las plagas provocaron hambruna en la población y, como consecuencia, se iniciaron protestas y revueltas contra los estamentos gobernantes. Para revertir la situación y aplacar los desórdenes, el emperador otorgó más poder a los líderes locales. Estos empezaron a reclutar personas adiestradas para sofocar los problemas entre los que se encontraban los samurái. Es en este contexto cuando la palabra samurái se emplea por primera vez con connotaciones militares.
De la noche a la mañana los samurái se convierten en simples plebeyos a luchar a las órdenes de un señor feudal
Las guerras Genpei del siglo XII fueron otro acontecimiento importante en la historia del samurái japonés. Minamoto Yoritimo se proclamaba vencedor en la lucha contra el clan de los Taira iniciando el primer shogunato o gobierno militar de Japón. Un régimen que relegó la figura del emperador a un mero títere bajo la influencia del shôgun (将軍 しょうぐん ) o jefe de los ejércitos de Japón. El shogunato se extendería 700 años y los samurái se convirtieron en la clase social más poderosa del país bajo las órdenes de sus señores feudales que, a su vez, respondían al shôgun.
El samurái japonés durante el shogunato
Las guerras contra China y Corea, varias tentativas de invasión territorial por arte de los ejércitos mongoles y las revueltas para restaurar la figurar del emperador marcaron el devenir del período shugunal. Tampoco podemos obviar que durante estos siglos las pugnas, tensiones y conflictos entre los daimyô desgastaron mucho los ejércitos y las bajas entre los guerreros samurái fueron muy elevadas.
La figura de Oda Nobunaga
Fue en el periodo Sengoku (1467-1568) cuando el samurái japonés asumió un papel protagonista en el entramado militar del país. La inestabilidad política combinada con la poca implicación en los asuntos mundanos del shôgun Ashikaga Yoshimasa provocó un alzamiento de varios terratenientes quienes se auto proclamaron daimyô. El más famoso de todos ellos fue un samurái, Oda Nobunaga (1534-1582), quien en 1560 y después de numerosas batallas asumió el título de jefe de todos los ejércitos del país asiático. Se había convertido en el nuevo shôgun de Japón.
Durante su férreo reinado Nobunaga incorporó las armas de fuego al ejército nipón. Un avance que supuso un cambio radical a la hora de plantear las estrategias en el campo de batalla. Un cambio que pudo lograrse, en gran medida, gracias a los conocimiento en ingeniería y mecánica de los extranjeros que empezaron a establecerse en el país durante esa época.

La traición
Finalmente, Oda Nobunaga sería traicionado por uno de sus más fieles generales, Akechi Mitsuhide, quien le sorprendería en una emboscada durante su estancia en el templo Honnô-ji de Kioto. El shôgun terminaría con su vida siguiendo el rito del suicidio samurái o seppuku (切腹 せっぷく) al igual que haría poco después su hijo, Oda Nobutada, en el castillo de Nijô.
Los historiadores no se ponen de acuerdo sobre el motivo de la traición aunque algunas hipótesis apuntan a una rencilla personal. Akechi culpaba a Nobunaga de la muerte de su madre años atrás. Otros dicen que simplemente fueron sus ansías de poder, de gobernar el país, lo que le llevó a sublevarse.
Tras la muerte de Oda Nobunaga, Akechi Mitsuhide se proclamó shogûn. Un título que le duraría bien poco y es que un par de semanas después de su proclamación Toyotomi Hideyoshi (1537-1598) acabaría con su existencia vengando así al líder del clan de los Oda.

El auge del samurái japonés durante la regencia de Toyotomi Hideyoshi
Hideyoshi es considerado la figura más importancia y decisiva de la historia de Japón. Además, fue el principal impulsor de la clase social samurái atribuyéndosele las directrices de adiestramiento y especialización de la casta. Pese a que Nobunaga tenía otros hijos quienes podían haberle sucedido al frente del clan Oda, Toyotomi Hideyoshi supo aprovechar su posición de prestigio para alzarse como líder del clan un año más tarde, en 1583. En la década siguiente conseguiría imponerse en todas las provincias de Japón unificando el país por primera vez en más de un siglo.
Durante esos años, Hideyoshi separó los samurái de los campesinos armados a los que terminó por retirar las armas. Con él al frente de los ejércitos del país, los samuráis se decidieron a conquistar Corea a finales del siglo XVI. La férrea resistencia que encontraron en la península les hizo retroceder y desistir en el intento de expansión.
Tras la muerte del caudillo, su hijo menor de edad no pudo asumir las funciones de shogûn así que el llamado Consejo de los Cinco Regentes asumió el liderazgo del país. La clase samurái volvía a estar enfrentada por el ansia de poder.

La ascensión de la figura de Tokugawa Ieyasu
Al poco de morir Toyotomi Hideyoshi entró en juego otro de los grandes nombres del Japón feudal, Tokugawa Ieyasu (1543-1616). Después de pelear junto a los dos anteriores caudillos, Ieyasu consiguió alzarse como nuevo shôgun tras derrotar al hijo mayor de Hideyoshi, Hideyori. Pero vayamos por partes.
Tokugawa Ieyasu era uno de los Cinco Regentes y, claro está, las tensiones por hacerse con el poder de Japón no tardaron en aflorar dentro del consejo. Sus alianzas casando a sus primogénitos con miembros de distintos clanes rivales le propició el favor y apoyo de muchos. Pronto se crearon dos bandos, al frente de los señores del este se encontraba Tokugawa Ieyasu, mientras que los partidarios del hijo de Hideyoshi con Ishida Mitsunari como líder comandaban los ejércitos del oeste.
Ambas coaliciones chocaron de frente en la famosa Batalla de Sekigahara el 21 de octubre del año 1600. Esta es, probablemente la más famosa de todas las batallas de la historiografía japonesa. Ieyasu se alzó con la victoria final convirtiéndose en el nuevo shôgun en 1603 iniciando el periodo Edo (1603-1868).
Pese a ceder su puesto de regente militar a su hijo Hidetada, Ieyasu siguió gobernando en la sombra bajo el título de “shôgun retirado” o ôgosho (大御所 おおごしょ). Los últimos años de su vida los dedicó a poner las bases del nuevo shogunato impulsando medidas drásticas como la prohibición del Cristianismo y la expulsión de la gran mayoría de extranjeros del país.
Además, para evitar posibles tensiones y alzamientos contra la regencia de su estirpe fue quitando paulatinamente el poder y los privilegios a los samurái.

Épocas difíciles para la clase samurái
El samurái japonés no lo pasó nada bien durante el periodo Edo. Muchos perdieron sus tierras y bienes y tuvieron que elegir: o abandonarlas armas y convertirse en “simples” campesinos, o trasladarse a la ciudad para servir pleitesía al daimyô de turno.
Se prohibió el duelo entre samuraís y en la última década del siglo XVII y quedó prohibida, también, la práctica de cualquier arte marcial. Mientras que muchos samurái no tuvieron más remedio que aceptar las nuevas normas de juego, algunos decidieron tomar otro camino y se convirtieron en rônin (浪人 ろうにん) o “samuráis sin amo”. Algunos se embarcarían en el mundo de la piratería y el pillaje abandonado el código de honor del guerrero samurái. A estos últimos poco les duraría el chollo ya que en 1639 un edicto permitió cerrar las fronteras japonesas arruinando así sus planes. Este cierre del país tenían otro objetivo, impedir la entrada a los misioneros católicos.
Con el inicio de la época Edo empezó el declive de la clase samurái
Al morir Ieyasu los partidarios de restablecer la figura del emperador se enfrentaron a quienes querían mantener el statu quo. Los seguidores del emperador se alzaron con la victoria en lo que se conoció como la Restauración Meiji (1868-1912). Fue entonces cuando se inició una modernización paulatina de Japón, su apertura internacional y la abolición de los privilegios del samurái japonés. Estos cambiaron las armas por la función administrativa del país.

El samurái nace o se hace
La herencia era lo más importante a la hora de definir la posición de un samurái. El vasallaje, su estirpe o clan y sus logros militares influían sobre manera en su rango dentro de la sociedad de la época. Es evidente que no todos los samurái eran considerados de la misma forma pero algo tenían en común: se les había entrenado para el combate y la guerra desde pequeños.
Con la aparición de los ejércitos, los samurái dejaron de ser meros trabajadores del campo para convertirse en verdaderas armas letales al servicio de sus señores feudales. Así pues, los daimyô y sus familiares formaban la punta de la pirámide social de la época (solo el shôgun tenía más poder), seguidos por sus criados (muchos de ellos lo eran de por vida) y los vasallos.
Dentro del ejército, por supuesto, los samurái tampoco eran iguales. Obligados a acudir a la llamada de su daimyô, la riqueza de su feudo marcaría el estatus de estos guerreros dentro del ejército. Armados y equipados hasta los dientes, los samurái cerraban filas junto a un número de tropas equivalente a sus posesiones terrenales. Claro está, los más ricos gozaban de mayor consideración frente a su señor.
El alma del samurái
Se que a todos os viene a la mente la palabra katana (刀 かたな) pero en realidad esta fue una evolución de las primeras espadas usadas por estos duchos guerreros. La katana era considerada el “alma del samurái” ya que ninguno de ellos salía de casa sin su hoja. Esta espada de filo cortante y alargado tenía una función disuasoria y en combate a penas se usaba. Durante la batalla el samurái japonés empleaba el arco y la lanza.
La katana fue predecesora de una espada mucho más pesada y larga de nombre tachi. Considerada un arma tanto ofensiva como defensiva, al samurái japonés nunca le hizo falta llevar escudo. Empuñada a dos manos, esta hoja curva se usaba para ataques de frente.
Otras armas usadas por los guerreros japoneses
A parte de la katana, los guerreros samurái emplearon multitud de armas. Estas son algunas:
- Bokken: espada de madera con forma de katana utilizada, sobre todo, en los entrenamientos.
- Yari: la lanza más utilizada en batalla, barata de fabricar y de manejo fácil.
- Tachi: la espada primigenia del samurái japonés. Más larga y curva que la katana fue la primera espada forjada en Japón.
- Yumi: el arco de uso en batalla, normalmente disparado desde un caballo. Se trata de un arco muy largo, de unos dos metros. En la actualidad este arco se emplea para la práctica del kyudô (弓道 きゅうどう) o arquería japonesa.
- Nodachi: utilizada por la infantería en campo abierto se trata de un gran sable a dos manos más largo que la espada tachi.
- Uchigatana: otra espada larga surgida entre la tachi y la katana y de uso frecuente durante el periodo Muromachi (1336-1573).
- Kodachi: la espada corta por excelencia del samurái. De longitud inferior a los sesenta centímetros data del periodo Kamakura (1185-1333). Tenía fama de ser un arma defensiva.

Existían muchas más armas, todas ellas construidas con el objetivo de preservar la paz y en ocasiones vencer en la guerra. Es el caso del sable wakizashi, la daga tanto, la alabarda naginata, el arcabuz tanegashima o el abanico de guerra tessen. Sí, un abanico detrás del cual se alojaban varias cuchillas afiladas.
A partir del siglo XVI los samurái empezaron a usar armas de fuego de forma recurrente. Los arcabuces fueron introducidos en Japón a mediados de ese siglo por parte de los comerciantes portugueses. Poco después los propios artesanos locales ya eran capaces de fabricarlos. Si bien es cierto que este tipo de armas se empleaba para la guerra, la verdad es que los propios samurái no estaban muy por la labor de utilizarlas. Argumentaban que cualquiera podía matar a larga distancia y que la pericia se demostraba en el combate cuerpo a cuerpo.

La protección del guerrero: su armadura
Planchas de hierro unidas por correas de cuero. Esta era la primera protección de los guerreros japoneses. Se trataba, claro está, de piezas de armaduras usadas por las tropas de infantería. El casco era otro elemento de protección, con visera para proteger los ojos y una superficie dentada para colocar algún tipo de ornamento como plumas.
Con el tiempo la armadura del samurái japonés fue evolucionando hasta llegar a la clásica yoroi. En este caso, las piezas de hierro se usaban solamente para cubrir las zonas que requerían de más protección y para el resto se empleaba el acero. Un de estas armaduras podía pesar aproximadamente alrededor de 30 kilos.
Debajo de la armadura, los samurái protegían sus partes nobles con un taparrabos de lino o algodón y para los pies calcetines altos y sandalias de tiras. En contadas ocasiones usaban un tipo de calzado parecido a los zuecos.
Guantes, cubremuslos, espinilleras y una pieza de nombre nodowa para cubrir el cuello eran otras prendas de batallas. Las máscaras eran otro elemento de protección ya fuera para cubrir todo el rostro o hasta la nariz.

Guerreros vestidos de calle
En época de paz y cuando no estaban luchando los samurái vestían con kimono (着物 きもの) y hakama (袴 はかま) o pantalón largo con pliegues para proteger las piernas. Para la parte superior del cuerpo empleaban un especie de chaqueta de nombre kataginu (肩衣 かたぎぬ), chaleco con exageradas hombreras hecho de barba de ballena y empleado en ocasiones especiales. Para el día a día, encima del kimono usaban a modo de chaquetilla una prenda llamada haori (羽織 はおり). Cuando visitaban al shogûn se vestían con sus mejores galas.
El bushidô como forma de vida del samurái japonés
Se trataba de un decálogo que recogía los valores y el comportamiento adecuado que debía seguir un samurái. Conocido como el “camino del guerrero” se originó y desarrolló entre los siglos IX y XII, durante el periodo Heian (794-1185). En este texto, de influencia budista y confuciana se hacía hincapié en el samurái como miembro de la alta sociedad japonesa. Para conocer más sobre el bushidô (武士道 ぶしどう) y su influencia en el Japón actual recomiendo que leas este artículo.

El ritual del seppuku
Otra de las tradiciones ligadas a la figura del samurái japonés era el seppuku (切腹 せっぷく), comentado ya por encima en estas líneas. Se trataba de un suicidio ritual admirado por toda la sociedad japonesa. Si cometían un error grave, los samurái recurrían a él para salvaguardar el honor, incluso para seguir a su amo hacia el más allá.
Esta práctica formaba parte del bushidô y era realizada de forma voluntaria para evitar morir en manos de los enemigos y ser torturados. En otras ocasiones se realizaba en frente del daimyô, incluso del mismísimo shôgun y delante de decenas de curiosos.
En su momento final, el suicida se ponía de rodillas en posición de seiza, forma tradicional japonesa de sentarse de rodillas, se abría el kimono (normalmente de colora blanco) y colocaba las mangas del mismo bajo las rodillas para impedir que el cuerpo cayera hacia atrás de forma poco decorosa. Envolvía la hoja de tantô (daga de 20-30cm) con cuidado en papel de arroz para no morir con las manos sangrientas (considerado deshonroso) y procedía a introducirse la daga en el abdomen.

El tantô se clavaba por el lado izquierdo con el filo hacia la derecha, se cortaba hacia la derecha con pulso firme para volver al centro y terminar con un corte vertical que subía hasta el esternón. La práctica del seppuku resultaba muy dolorosa y desagradable al público ya que fácilmente podían desparramarse los intestinos del muerto por el suelo. Para evitar el sufrimiento excesivo del practicante y el mal rato de los espectadores se ponía a disposición del suicida la figura de un ayudante o kaishakunin (介錯人 かいしゃくにん).
En ocasiones amigo o familiar del condenado, la misión de este ayudante era permanecer de pie al lado del practicante y decapitarlo en el momento adecuado. Instante establecido de antemano a voluntad de quien, pocos minutos después, yacería muerto en el suelo. Lo más común era una señal por parte del practicante del seppuku seguida de una instantánea y limpia decapitación con katana.

La mujer en un mundo de hombres
Sé que hasta este momento he usado siempre el artículo masculino para referirme al samurái pero debéis saber que las mujeres también formaron parte, en menor medida, de la casta guerrera japonesa. Destaca Tomoe Gozen (1157-1184) quien participó activamente en la guerra entre los clanes Taira y Minamoto.
Durante algunas épocas de la historiografía japonesa, sobre todo en la edad antigua, la sociedad nipona fue matriarcal. No en vano la principal deidad del panteón sintoísta es una diosa, Amaterasu.
Y hasta aquí esta aproximación a la figura del samurái japonés. Cualquier duda que tengáis de estos guerreros de élite comentadlo en el post.