Ver másVolver al blog

El secreto de la longevidad japonesa

Cada vez vivimos durante más años. Es una realidad. Los avances médicos y tecnológicos, así como la toma de consciencia sobre lo que comemos ha permitido que los humanos alarguemos nuestra estancia en el planeta. España y Japón se sitúan en tercera y cuarta posición del ranking de países con mayor esperanza de vida con 83 y 84 años respectivamente (datos de 2018). Una lista encabeza por Corea del Sur donde su población persiste hasta los 90 años. ¿Cuál es el secreto de la longevidad japonesa? Te lo contamos en los siguientes párrafos.

Una población envejecida

Desde hace lustros la longevidad japonesa se ha convertido en un problema para la sociedad y las autoridades del país. Una paradoja en toda regla. En la actualidad el país asiático cuenta con 33 millones de personas mayores de 65 años, un 33% de la población (127 millones). Resolver el dilema de las pensiones sigue siendo el verdadero quebradero de cabeza para el ejecutivo nipón.

La velocidad de envejecimiento de la población se ha multiplicado por cuatro en los últimos 40 años. La longevidad japonesa, 86 años de media para las mujeres y 80 para los hombres, es la envidia de muchos sobre todo por cuestiones de hábito. La dieta tradicional japonesa conocida como washoku (和食 わしょく) es uno de los principales causantes del lento envejecimiento de la población nipona

Desde hace siglos los japoneses han convivido entre tradiciones médicas procedentes del continente, China como gran exponente, y Occidente. Los avances en la medicina occidental han permitido que el sistema sanitario universal japonés sea reconocido como uno de los mejores. Al mismo tiempo, los japoneses muestran una actitud de respeto hacia la salud altamente influenciada por el pensamiento chino del yôjô (養生 ようじょう), alimentar la vitalidad con un estilo de vida acorde. Y es que la mayoría piensa en el tratamiento de las enfermedades como última opción.

La dieta es clave en la longevidad japonesa 

La dieta japonesa contribuye sobre manera en este aumento de la esperanza de vida en el archipiélago. El equilibro nutricional es una de las bases de la gastronomía nipona por muy austera y humilde que sea la comida. El concepto de ichijû sansai (一汁三菜 いちじゅうさんさい), alegoría a la presentación del menú japonés “una sopa y tres platillos”  , es perfecto para mostrar el “aprecio” por la modestia de los habitantes del país asiático.

Para los japoneses el apetito sano es el que proviene del trabajo duro siendo la glotonería un impulso censurable. Para los habitantes de archipiélago una sopa, un plato de verduras y un bol de arroz o gohan (ご飯 ごはん) es suficiente para obtener los nutrientes necesarios para rendir durante la ardua jornada laboral.

¿Demasiada dependencia del arroz? 

La dependencia del arroz y un exceso de sal pueden considerarse como las debilidades principales de la dieta japonesa. Son muchos los japoneses que toman consciencia de ello y que han empezado a usar el término metabo (メタボ), “préstamo” anglosajón, para referirse a esta deficiencia metabólica. Un primer paso para todos aquellos que quieren vivir de forma saludable y alargar su esperanza de vida es limitar la ingesta de carbohidratos. 

Como consecuencia, parece que la demanda de arroz ha bajado y el mercado de productos alimentarios nipón ha dado la bienvenida a alternativas “más sanas” como el zakkokumai (雑穀米 ざっこくまい), mezcla de arroz on mijo. En cuanto a la sal, su exceso en la dieta parece ser uno de los causantes del aumento de cáncer de estómago entre los japoneses. Los fabricantes nipones se han puesto las pilas inundando las estanterías de supermercados y konbini (コンビニ) de todo tipo de productos sustitutivos con la etiqueta gen-en (減塩 げんえん), “bajo en sal”. Verduras encurtidas o pasta de miso son algunos de estos alimentos que deben permitir seguir mejorando la vida y longevidad japonesa. 

La preocupación de la población por su salud se ha convertido en el principal indicador y camino a seguir por parte de la industria alimentaria japonesa. Está claro que para seguir estando en la cima de los más longevos del mundo cuidar la alimentación es la clave.