
Superpoblación en Tokio: un problema real
Actualidad -
La superpoblación en Tokio y sus alrededores empieza a ser un problema real. Y es que la urbe se ha convertido en el área metropolitana más gigantesca del planeta con alrededor de 40 millones de persones viviendo en sus ajetreadas calles.

Seguro que aquellos que hayáis viajado a Japón por primera vez, en concreto en Tokio, os habréis dado cuenta: vayas donde vayas está repleto de gente. Es agobiante en muchos casos. Transportes públicos, restaurantes, centros comerciales, parques, templos, santuarios, estaciones de tren y metro… disfrutar de un remanso de paz y tranquilidad en la capital se convierte en algo prácticamente imposible.
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¿Existe solución a los problemas derivados de la superpoblación en Tokio?
Aproximadamente un tercio de la población japonesa se concentra en la megalópolis tokiota provocando la decadencia demográfica de muchas zonas del interior del país. En las últimas décadas el éxodo de población rural hacia los grandes núcleos urbanos ha sido una constante.
Los jóvenes se marchan a las grandes ciudades en busca de un futuro profesional, un porvenir que difícilmente encontrarán en su ciudad natal. Y claro está, la gran mayoría de estos potenciales salaryman escoge como primera opción mudarse al centro financiero y empresarial del país, Tokio.
¿Existe alguna forma de revertir esta tendencia? ¿Serán capaces las autoridades niponas de frenar la superpoblación en Tokio? Según el gobierno sí existe solución al problema: pagar a sus conciudadanos para que abandonen la capital.
¿Cuánto dinero está dispuesto a desembolsar el Gobierno japonés?
Nada más y nada menos que la atractiva cifra de 3 millones de yenes (alrededor de 23.000€) al año para aquellos residentes en Tokio que muestren de forma expresa su intención de mudarse. Es evidente que el incentivo, de primeras, parece de lo más atractivo pero vayamos por partes. ¿Tan solo ofreciendo dinero abandonará la gente la capital del país? ¿Se reduce todo a una mera cuestión meramente económica? No es tan sencillo.
En Tokio se concentra la mayor parte de la burocracia del país. El parlamento o la Dieta japonesa, las sedes principales del alto funcionariado, empleos relacionados con la figura del Emperador… Decenas de miles de puestos de trabajo a los que difícilmente uno puede acceder residiendo fuera de la capital. Y no hablamos solamente de oportunidades laborales si no que marcharse de Tokio significa, además, desaprovechar una inigualable oferta cultural.
La paradoja de la superpoblación en Tokio
Japón es plenamente consciente de la paradoja demográfica a la que se enfrenta de no poner remedio a la superpoblación en Tokio. Por un lado, el país asiático cuenta con la población más envejecida del planeta. Por otro lado, Tokio no para de crecer con 22 años consecutivos aumentando su índice de población. ¿El resultado? Las ciudades alejadas de la megalópolis pierden población paulatinamente, se vacían y el espacio abandonado en el interior del país equivale ya a la superficie de Asutria (83.871 km2).

Uno de los barrios más concurridos de Tokio
¿Existen motivos suficientes para abandonar Tokio?
Dejando de lado por un momento el incentivo económico (difícil para muchos), ¿Hay razones de peso para buscar fortuna lejos de Tokio? Seguramente muchos expertos en demografía contemporánea dirían que sí, existen motivos para abandonar la gran ciudad.
Al igual que Shanghai, Cantón, Delhi, Yakarta o Ciudad de México (por citar algunas), Tokio debe afrontar las problemáticas de las principales macrourbes del planeta: superpoblación; presión demográfica; falta de espacio para viviendas; inflación anual de precios, competencia laboral feroz; desplazamientos larguísimos… Por contra las ciudades más pequeñas pueden ofrecer a sus conciudadanos precios más baratos, tranquilidad, en definitiva, mejor calidad de vida. Es del todo cierto: no todo el mundo está hecho para el “estrés” y bullicio de una ciudad como Tokio.
El ejemplo de Fukuoka
Consciente de todo ello, el Gobierno japonés lleva ya un tiempo mirando de impulsar el llamado plan de “revitalización” de las regiones rurales. ¿En qué consiste? Básicamente se trata de ofrecer incentivos como salarios atractivos, precios competitivos y proximidad a otros mercados para atraer trabajadores cualificados. Es el caso de Fukuoka, ciudad más poblada de la isla de Kyûshû, que ha sabido convertirse en un importante centro tecnológico gracias, en parte, a su proximidad con la península de Corea.
Otras ciudades como Niseko en la isla norteña de Hokkaido o Miyazaki, situada cerca de Fukuoka, han optado por el turismo a la hora de atraer población. La primera, apostando por la nieve y el volumen de negocio generado durante la temporada de invierno. La segunda, promocionando su clima y su atractivo como emplazamiento clave del país para los deportes acuáticos como el surf. Japón, además, ofrece incentivos fiscales para aquellas empresas que decidan instalarse fuera de Tokio.
La gran incógnita: ¿Funcionarán todos estos incentivos?
Para tener datos certeros de que los problemas ocasionados por la superpoblación en Tokio remiten deberán pasar años. No se trata de una cuestión fácil de prever. Si como parece el futuro pasa por la concentración de recursos económicos en grandes núcleos urbanos Tokio lo tiene complicado para revertir la situación.
Corregir las consecuencias provocadas por esta macrocefalia demográfica se prevé complejo y, sobre todo, caro para un gobierno que tiene muchos otros problemas socio-económicos a los que hacer frente. Y vosotros, ¿Abandonaríais vuestro lugar de trabajo en la capital por 23.000€?
Este problema también lo vivimos en Lima Perú, todo lo mejor se coloca junto al poder, con el agrabante que aquí, no tenemos shincansen, nosomi ni maglet